Una multitud de fieles participaron de la misa y la procesión del Cristo de la Quebrada
La festividad tuvo una nueva conmemoración envuelta en un marco de fe y de devoción, todo en medio de un difícil momento. Pidieron trabajo y salud, además de cumplir las tradicionales promesas.
Creencia, favores y agradecimientos. Todo confluyó en una nueva celebración del Santo Cristo de la Quebrada donde miles de puntanos y feligreses de distintos puntos del país se acercaron para la veneración.
El día soleado acompañó para que desde tempranas horas llegaran a la localidad ubicada a 30 kilómetros de la capital. Desde el lunes y días anteriores comenzaron a arribar los creyentes católicos (y otros no tanto).
La celebración que comenzó en la madrugada del 1° de mayo con la caminata de los promesantes, culminó con un verdadero júbilo religioso cuando la imagen del Cristo salió de la Iglesia para recorrer el pueblo.
Fieles locales, mendocinos, sanjuaninos, cordobeses, bonaerenses, incluso extranjeros, llegaron para pedir “por la salud y trabajo” o simplemente “para agradecer el día a día”.
Testimonios como el de Marta, una jubilada de 75 años, retratan la devoción. Asiste desde que tiene memoria y comentó que el Cristo la ayudó a “superar los momentos más difíciles” de su vida como cuando falleció una de sus hijas.
La subida al calvario cuenta historias, relata vidas enteras, sufrimiento, felicidad y fe. Los relatos se cuentan de a cientos, de a miles.
Y claro, no faltaron las casas de comida, con su aroma a asado, los puestos de comerciantes, los acampes, los colectivos con el turismo religioso, los estacionamientos y las viviendas convertidas en negocios.
Ya durante la tarde, apenas pasadas las 15 fue la hora de la misa principal y la procesión. El obispo de San Luis, monseñor Gabriel Barba encabezó la homilía como desde hace tres años.
El Cristo de la Quebrada. (Foto: Marcos Verdullo).
Luego de recordar la historia del Cristo, cuando fue descubierto por el hachero Tomás Alcaraz, se detuvo en decir que la cruz durante mucho tiempo fue vista como “un instrumento de tortura y de muerte”, pero que ahora es vista como “árbol de la vida”.
Así, señaló que abogó a “aceptar la cruz que nos ha tocado porque va a ser camino de redención” y a querer que “Dios escriba una historia distinta en nosotros, y transforme nuestras sombras en signos de vida y de esperanza”.
“Cristo fue levantado en alto, entregando su vida por todos nosotros. Con su sangre lavó nuestras culpas y pecados. Con su entrega la cruz demostró la calidad de amor que tenía, de fidelidad, que lo llevó al final. Ya no vemos la cruz como algo de muerte porque Dios lo ha resucitado”, explicó el obispo.
De la homilía participaron autoridades nacionales, provinciales y municipales.
El calvario. (Foto: Marcos Verdullo).
A su vez, Barba repartió a la dirigencia política, tal como lo hizo en la celebración del Señor de Renca por la mañana, una carta con el mensaje que escribieron 120 obispos del país, para fortalecer "el compromiso y la esperanza".
Luego llegó la hora de la tradicional procesión que recorrió las calles del pueblo. Es el único día del año que el Santo sale de la parroquia. Agrupaciones religiosas y gauchas, y miles de feligreses acompañaron el recorrido que duró cerca de una hora.
Estiman que casi 190 mil personas acompañaron al Cristo a lo largo de las festividades.
En la puerta de la parroquia se dio el punto final. El Santo volvió a su casa, y los visitantes alzaron los pañuelos blancos para agradecer, otra vez, las bendiciones y encomendarse a su protección.
De la festividad participaron dirigentes. (Foto: Marcos Verdullo).
Cámara: Víctor Albornoz